miércoles, marzo 23, 2005

Porno, fuego y cabaret (y 3)

¡¡¡¡ Bienvenidos al Cabaret !!!!

Éste es el aspecto que presenta el Teatro Nuevo Alcalá para acoger una obra que ya lleva dos años de éxito: Cabaret
Si hay alguien a quien el teatro le parecía una pérdida de dinero era a mí. Pero tampoco me gustaba leer y ya estoy acabando otro libro. La culpable de mi culturización es Lau, quien sino.
Pero volvamos al tema. La semana pasada Gris nos regaló dos entradas para ir a ver Cabaret y mi reacción entonces fue una mezcla de ganas de ir y duda por si me iba a gustar o no. Según pasaban los días me iba apeteciendo más, pero decidí no leer nada para que todo fuese una sorpresa. Y vaya si me sorprendió.
El patio de butacas estaba convertido en un auténtico cabaret, con su mesas con lamparita y los camareros sirviendo bebidas. Estrictamente puntual comenzó la representación, con un extravagante y ambiguo maestro de ceremonias con un humor irónico exquisito (vale, ésta vez me he pasado con los epítetos)
Despues comenzaron a desfilar los números musicales mezclados con el argumento: el amor imposible entre un escritor americano y una diva inglesa que trabaja en un cabaret berlinés de los años 30. La puesta en escena fue de lo mejor que he visto nunca, con unos cambios de decorado elegantes y armoniosos y un manejo de las luces sensacional, que envolvían la escena en un realismo total. En ocasiones miraba a mi derecha, Lau me sonreía y pensaba que nosotros tambien estábamos en aquel cabaret.
Fueron dos horas mágicas en las que disfruté mucho con las distintas historias: la dueña de una pensión que rechaza casarse con un frutero por ser judío, las prostitutas que pagan a duras penas el alquiler y todos los dramas de la Alemania previa al nazismo.
Recomiendo que vayáis a ver ésta obra, que sólo estará en el teatro Nuevo Alcalá (Jorge Juan esquina con Alcalá) hasta el 24 de abril. Las entradas están a la venta en El Corte Ingles

Porno, fuego y cabaret (2)

El sábado madrugamos para no pillar mucho atasco camino de las Fallas. Nos esperaba un viaje relámpago a Valencia, donde fuimos Lau, su hermano, su padre, Tomás y yo.
Se que yo no debería quejarme precisamente de ir rápido en el coche, pero es que lo mío es pisar huevos en comparación con las velocidades que maneja el Sr. Adolfo, padre de Lau. A pesar de que ella le decía que fuese más despacio rara vez bajamos de los 180km/h. Cuando pongan el carnet por puntos le van a dar el record.

El caso es que llegamos sanos y salvos a la capital del Turia, que sigue llamándose así a pesar de que el río ya no pasa por la ciudad. Estuvimos desayunando unos churritos, viendo algunas fallas y paseando por la ciudad. El sol se agradecía enormemente, haciendo la temperatura agradable.
Tras pasar por el barrio del Carmen, suburbio céntrico que podría ser el equivalente a Lavapies en Madrid, tomamos algo y nos apostamos en la plaza del Ayuntamiento, donde esperamos más de una hora para escuchar en una posición privilegiada la última mascletá de las fiestas de éste año. De nuevo magistral. Kilos y kilos de pólvora que provocaron un atronador estruendo, algo único que todo el mundo debería escuchar alguna vez en su vida.

Nos fuimos a comer a un sitio en el que se podían contar las patatas en las raciones. Por lo menos la paella no estaba mala, pero es un sitio que no recomiendo a nadie. Dimos un paseo por la playa, desechando la idea de dormir la siesta porque la brisa marina y el sol que se escondía entre alguna nube hacían que la temperatura no invitase a tumbarse precisamente.
Mientras tanto hablamos de mil temas, anécdotas, casi todas triviales. El padre de Lau y Victor disfrutó estando con ellos un día más, Tomás disfrutó viendo chicas y comentando la jugada, Victor disfrutó metiéndose con Lau y ella y yo disfrutamos teniéndonos el uno al otro, a pesar de que sus ovarios eligieron, como siempre, el mejor día para molestar.

La cabalgata del Fuego era, según nos dijeron, un evento que se inauguraba éste año. Como no teníamos nada más interesante que hacer, fuimos al Paseo Colón a contemplar como pasaban chicas vestidas de fallera, dragones, extrañas carrozas y diablos con tridentes con bengalas que escupían fuego. Fue un espectáculo bastante entretenido.
Pero más entretenido aún fue cuando llegó la hora de comprar petardos e irnos a los jardines del Turia a tirarlos. Yo me entretuve en fundir las bombillas subacuáticas de unas pequeñas fuentes, en una extraña competición en la que vencí a Tomás y Victor por 10-2-2.
Dos buenas para terminar: Hubo una bombilla que se me estuvo resistiendo y al final la exploté con el último petardo. Atamos una bolsa a un cohete y éste salió disparado hacia Victor, flotando en el aire junto a él. Afortunadamente no le pasó nada.

Ir a las Fallas, y por extensión a cualquier sitio atestado de gente es una continua carrera por coger sitio. Esta vez nos tocaba coger sitio para cenar. Despues de esperar cerca de una hora en un Pizza Jardín por fin lo conseguimos. Todo estaba igual de lleno, así que insistí un poco para cenar allí. Al fin y al cabo (y como dice mi madre en su inapelable versión del refrán) Más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer.

Pese a haber estado dos años en las Fallas, nunca había pasado allí el 19 de marzo, así que me faltaba ver una cremá. No tuvimos que andar mucho para encontrar una falla, ya que casi todos los barrios tienen una. A las 12 de la noche, tras una traca que fue prendiendo toda la figura, comenzó el fuego. Yo estaba pelado de frío, así que me fuí acercando mientras la gente reculaba por el calor. ¡¡Que agustito se estaba ahí!!
Bueno, fue bonito mientras duró, apenas 10 minutos. Despues de eso el sueño y el cansancio hacían mella en nosotros y decidimos volver a casa en el expreso de la una. A las 3.30 estabamos en Madrid, con paradita para tomar un café incluida. Fue curioso, en la gasolinera donde paramos sólo tenían descafeinado ... sin comentarios...

En resumen, fueron casi 24 horas fatigosas pero entretenidas, como éste post.

Porno, fuego y cabaret (1)

Los días pasan tan rápido que a veces me pregunto si éste año ha existido febrero o nos lo hemos saltado. En un abrir y cerrar de ojos, aún con restos de nieve en las montañas nos hemos plantado en primavera. Me encanta la primavera como me encanta el viernes, no por lo que son sino por lo que espera despues. Los días más largos y cálidos son el aperitivo del verano, ese de días despejados, césped y cuarenta grados, ese que cerrará el primer año de mi nueva vida.
Tengo muchos proyectos para éste verano, pero el principal es el interrail por Italia y Grecia del que ya os contaré más detalles según vaya acercándose la fecha.

Ahora voy a dejar de hablar del futuro y voy a contar mi pasado. Había escrito mi última semana en un solo post, pero hoy estoy especialmente pedante y verborreico y me enrollado más de lo que debería, así que he preferido partirlo en 3 historias, ahora que están tan de moda las trilogías.

El jueves volvimos a estar en un concierto del Chivi. Ésta vez si que presentó su nuevo disco, que sale en Abril y que me compraré como buen seguidor (toma fenomeno fan!!)
Supongo que para un pornoautor tiene que ser muy dificil encontrar nuevas inspiraciones, sobre todo despues de ciertas edades, cuando te has echado novia y has dejado de ir de putas, cuando tienes que cantar sin ofender a nadie y cuidar mucho tus letras. Supongo que por eso las canciones del Chivi ya no tienen la frescura del Coños o del Sácala, porque aunque yo no lo quiera reconocer, no se hacen las mismas locuras con 22 años que con 27.
Las canciones del Chivi han pasado poco a poco de ser porno a ser eróticas. No le voy a negar su gracia porque la tiene el jodío (sobre todo en concierto) pero se que probablemente la discografía del Chivi acabará con Dedicado. Digo la discografía y no la carrera, porque seguirá dando conciertos.

lunes, marzo 07, 2005

Un mal día... lo tiene cualquiera

El viernes tuve un mal día. Se que un mal día lo tiene cualquiera, pero parece que a mí se me juntó todo, o que me estoy volviendo viejo y ya no aguanto como antes los contratiempos de la vida.
Despertarse 10 minutos antes de que suene el despertador es una putada: no sabes si intentar dormir, si levantarte ya... Pero hay algo aún peor: que pase la máquina esa que va echando agua por la calle, hace un ruido infernal y tarda una eternidad en pasar por delante de tu casa.
Te acurrucas en la almohada mientras piensas que antes lo único que podía despertarte era la moto a escape libre o el camión de la basura. ¿Para qué limpiar las calles? Si yo no voy a bajar descalzo. Al final te das cuenta de que antes no se necesitaban porque antes llovía de vez en cuando.
Por lo menos te queda la excusa de que tambien se están jodiendo los coches que van detrás, leyendo todo el rato el luminoso: "Vehículo lento". ¿Ah, si?Pues no me había enterado.

Cojo el coche para ir a trabajar: atascazo. Pero bueno, eso no es un mal día, es un día normal.
Había salido pronto de casa, pero hoy la cosa se ha puesto chunga, así que me he tragado toda la tertulia de la radio. Menos mal que no presto mucha atención a los listillos que dicen al presidente lo que tiene que hacer, y critican al resto de seres humanos desde su podium de perfección.
Que si en Europa son más educados, que si reciclan más, que si la política del gobierno es desacertada. Yo me centro en almacenar en mi memoria para el futuro en qué tramo de carretera anda más cada carril, intentando darle un sentido lógico.
Al llegar busco aparcamiento: 2 minutos, 5 minutos. Sigo dando vueltas a la manzana.
10 minutos. El panadero ya me saluda.
15 minutos. Hay un BMW que ha dejado medio coche de separación por detrás y medio por delante, vamos, que ha aparcado en medio de dos plazas. Quisiera tener una grúa para tirarle el coche al Manzanares.
20 minutos. Una maruja se acerca a su coche. Freno en seco y me juro que de ahí no me muevo hasta que no salga la señora. Se toma su tiempo, pero yo ya tengo el sitio pillao.

Llego a la oficina y fallan cosas que ayer funcionaban. Me pongo de los nervios. No veo que puede estar fallando. De hecho ya no falla nada, todo vuelve a funcionar. Prefiero no pensar mucho qué puede haber sido.

Menos mal que salgo a mediodía. Los ascensores están colapsados. Apreto el botón de bajar. Solo aprieto el botón de bajar porque quiero bajar. Pero viene el puto listo impaciente de los cojones, el chuloplaya que cree saberse el truco para que llegue antes, de esos que siguen llamando Pryca al Carrefour y pulsa el jodido botón de subir.
El ascensor para y se monta. Sube hasta la 7ª planta y vuelve a bajar. Y por fin cuando pasa de vuelta me subo yo, me mira mal porque el ascensor está parando en todas las plantas.

Cojo el coche, ya no hay atasco así que vuelvo a casa más tranquilamente. Comienza el fin de semana y todo es maravilloso.
Delante de mi circula un vegestorio, a la increible velocidad de 15 km/h. Delante de él, la calle vacía y un semáforo en verde. El anciano se acerca sin prisa, el semáforo cambia a naranja y comienzo a frenar para no chocarme con él. En el último momento, ya en rojo, pega un acelerón y pasa el semáforo. Y yo con una cara de gilipollas similar a la que se me quedó cuando me vendieron la cámara de fotos de Fisher Price por 50 euros.

Ya estoy cabreado otra vez. Intento consolarme diciendo que no vuelvo a coger el coche, que ya llego a casa, pero un luminoso aparece frente a mí: "Vehículo lento".

La comida se ha enfriado, así que meto el plato en el microondas. 2 minutitos y podré sentarme a comer. La comida sigue fría... Estaba puesto en modo descongelar.

Tengo que comprar unas cosillas, así que me voy al supermercado ahora que aún es pronto.
Era pronto, pero media hora despues aún sigo en la única caja abierta, en la que la cajera explica pacientemente, punto por punto, el ticket de compra a una señora mayor que hace preguntas como: "¿Y la carne donde viene? ¿Y estos 13,45 de que son?, Yo creía que no cobrábais las bolsas, con la de bolsas que tengo yo en casa.Así lo que conseguís es que no vengamos a comprar"
"Pues no venga señora", pensamos la cajera y yo a la vez.
Por fin me toca. Cuando termino de pagar abren otra caja.

Mi colega me dijo que le hiciera una llamada perdida cuando estuviera listo, pero ha salido el puto buzón de voz. Se que me cobran lo mismo si cuelgo que si le dejo un mensaje incendiario, pero he optado por la primera opción.

A las 2 horas me llama y me dice que porqué no le he hecho la perdida.

Quedamos para ir al cine. Me siento al lado del típico comentarista y delante de un futbolista. Empieza la peli. Hace frío y el volumen es ensordecedor.
- Min 1: Comentario: "Joder, como se nota el THX"
- Min 10: Patadita en la espalda.
- Min 12: Comentario: "Puff, lo que ha perdido Yony Dip"
- Min 22: Comentario: "Fijo, que ahora se cae"
- Min 23: Patadita en la espalda.
- Min 24: Patadita en la espalda.
- Min 24: Comentario: "¿Ves?Todos los guiones son iguales"
- Min 36: Patadita en la espalda.
- Min 40: Comentario: "Seguro que ese al final no tiene nada que ver, demasiado fácil"
- Min 55: Comentario: "Esa moto es parecida a la del Jose.El cabrón la tiene to trucada"
- Min 57: Comentario: "¡Que fantasmada! Eso es imposible de hacer"
- Min 58: Patadita en la espalda.
- Min 63: Patadita en la espalda.
- Min 70: Comentario: "Ese se parece al malo de Estargüars, que feo es el hijoputa"
- Min 73: Comentario: "Eso es un fallo, se supone que están en los 80 y no salen las Torres Gemelas"
- Min 75: Comentario: "Mi prima estuvo en Nueva York y dice que los coches de policía son igualitos"
- Min 80: Patadita en la espalda.
- Min 86: Comentario: "Ya sabía yo que ese era inocente, el asesino tiene que ser el amigo, porque va de bueno toda la peli"
- Min 95: Patadita en la espalda.
- Min 97: Patadita en la espalda.
- Final : Comentario: "Vaya mierda, al final no te deja nada claro."

Debería salir contento del cine. He visto la versión comentada por el director. Porque si el de mi lado no era él, ¿a quien coño aplaudía la gente cuando ha acabado la peli, al de las palomitas?

No me hace mucha gracia la idea de salir a tomar algo, pero ya que estamos en la calle iremos a algún bareto de por allí. Un rato, tampoco hasta muy tarde.
Aquí no tienen Absolut, solo tienen Eristoff pero sabe raro, y el red bull es de palo. Eso no impide que dos copas valgan lo mismo que una botella de mi vodka sueco. Es la primera vez que tengo más sed despues de beber que antes, parece que me haya tomado un chupito de agua del mar.
Empiezo a entender que todo era una trampa, que mañana me acordaré del garrafón, los 12 euros y la bebida energética SeaWater. O peor aún, quizá no me acuerde.
No aguanto más, me voy a casa, quiero acabar cuanto antes con éste día infernal.
Despues de media hora viene un búho, pero va tan lleno que ni siquiera para. El siguiente si para, se baja gente y aprovecho para subirme por la puerta de atrás. Huele a porro y a sudor. Un borracho amenaza con potarme encima a cada bache del camino pero por fin llego al barrio.
Me meto en la cama pensando en cosas inútiles, como:
porqué todavía se siguen poniendo los precios sin IVA,
porqué la gente dice que con que le toquen 30.000 euros en la primitiva se conforman, ¿creen que por pedir menos tienen más posibilidades?,
porqué Chanquete murió y el Papa sigue vivo...
Pongo la radio para dormirme y escucho a gente contando sus miserias. Menos mal que yo tengo mi weblog y no tengo que llamar a nadie para desahogarme.

NOTA: Los contenidos de este relato: personajes, situaciones, descripciones, nombres o cualquier otro; son ficticios y forman parte de mi imaginación. Asi mismo cualquier coincidencia de los mencionados contenidos con la realidad y/o personas reales es pura coincidencia........o no.

miércoles, marzo 02, 2005

Yansen's Week

Cuenta la historia que un hombre marchó una tarde a un cliente para hacer un trabajo sencillo. Ese hombre nunca volvió.

YANSEN'S WEEK

Fonsi era un hombre tranquilo. No entramos en si esa tranquilidad venía motivada por su intensa actividad sexual o por la ingesta masiva de todo tipo de medicamentos. Nuestro protagonista trabajaba de informático en una empresa de servicios locales. Pasaba la mayor parte de su tiempo en espera de proyecto, mientras se dedicaba a su verdadera pasión, la creación de páginas web.

Una mañana fue requerido por su superior para concluir una tarea que aparentemente le llevaría unas horas. Las cosas comenzaron a torcerse cuando Fonsi comprobó que detrás de aquel pequeño trabajo se escondía toda una trama de corrupción, falsedad y asesinatos que sólo una mente brillante como la suya podía ser capaz de desenmascarar. No entramos en si esa mente brillante procedía de su herencia genética o de la ingesta masiva de todo tipo de medicamentos.

Nuestro héroe se puso manos a la obra, con gran rapidez, intentando desentrañar hasta la última casuística que podía haber provocado tan grave altercado en la compañía. Recordó sus tiempos en TSM, cuando apenas era un mocoso imberbe sin conocimientos de la Meta4 y tuvo que enfrentarse al lado oscuro de la programación de aplicaciones para vencer al clan de los Guays y su temible "Gestionar Casuística", un monstruo de más de mil líneas de código plagadas de trampas y bucles. Aquel hecho le consagró tanto entre sus compañeros más cercanos como la entrevista en el BSCH, temible bomba que desactivó con una locuacidad inhumana. No entramos en si esa locuacidad procedía de la curiosa mezcla entre su mirada de psicópata y su verborrea o de la ingesta masiva de todo tipo de medicamentos.

Fonsi sufrió los rigores del invierno en su internamiento en Yansen. Había estado allí más veces y en ninguna de ellas había observado nada extraño. Parecía una empresa idílica, con trabajadores educados que cumplían sus objetivos con precisión milimétrica, sin mostrar ningún gesto de hastío u obstinación y siendo claramente sumisos a sus jefes. No entramos en si ésta sumisión procedía de la personalidad de los empleados o de la ingesta masiva de todo tipo de medicamentos.

A los pocos días Fonsi tuvo que aceptar que pasaría en ese cliente una larga temporada y que sus proyectos en la oficina tendrían que pasar a un segundo plano. La condena a comer filete con... parecía indefinida, pero nada iba conseguir desestabilizarle ésta vez. Pasaría la prueba.
Lo que me aburro a veces...