martes, junio 21, 2005

Redacción: El Verano

Me encanta el verano. En Español significa "ver culos" y creo que se refiere a que las chicas van con bikini. Me gusta más en inglés, summer que viene de sun y mer (sol y mar). Eso si que lo explica perfectamente.En verano la gente que estudia se coge vacaciones. Yo no he estudiado nunca, pero cuando iba a clase me acuerdo de que a mediados de junio nos daban las notas, nos mandaban el vacaciones Santillana y a casita hasta septiembre. Un profesor decía que ahora que nos aguantaran nuestros padres.
Pero luego llegaba a casa y mi madre tampoco quería aguantarme. Así que a las 4 de la tarde ya estaba jugando al fútbol en la plaza. Aún así solo recuerdo un par de insolaciones. Claro que no hacía tanto calor como ahora.Lamentablemente, aunque el verano es la época del año que más me gusta, solo he vivido 17 veranos. Despues me puse a trabajar y se acabó eso de tirarse 3 meses sin madrugar.
Madrugar, para el que no lo sepa, es un concepto psicológico que significa "levantarse antes de las 8". No es lo mismo ponerse el despertador a las 7.45 (¡Que madrugón!) que a las ocho menos cuarto.Una vez hecha ésta aclaración decir que yo en verano madrugo más que el resto del año: para no pillar atasco al irme de vacaciones, para visitar Pompeya, que a mediodía no veas como pega (me parece a mí que el Vesubio en vez de entrar en erupción lo que hizo fue dejar de darles sombra). Madrugo para coger el avión, para dejar el hotel, para coger sitio en las barbacoas de dominguero. Pero en verano no importa madrugar porque cuando te despiertas ya es de día.
En verano solo llueve en las fiestas del pueblo. El resto de los días hace mucho calor, así que la gente se compra un aire acondicionado y se mete en casa, porque no hay quien esté en la calle. Y a eso de las ocho salen todos a las terracitas a tomarse un tinto de verano y volverse con el puñal clavado en la espalda.
Es verdad. Cuando te sientas en una terraza sabes que te van a dar un sablazo, sólo esperas que sea lo menos caro posible. 2 cocacolas, 6 euros: ¡¡Ay vá, que barato!!. Mañana volvemos.
Yo me voy a una panadería, me compro una cocacolita y unas patatuelas y me tiro al césped: 1,20 euros. Quizá no disfrute tanto el verano como los demás, pero se está de puta madre.
La gente gasta mucho más en verano, pero es por la paga extra y por lo de "una vez al año...", o también por aquello de "qué cojones, estoy de vacaciones". Gracias a eso, en España vivimos casi del turismo.
Es raro que hablando del verano aún no haya dicho nada de la playa, ese arenal junto al mar que se llena tanto de gente que para volver a tu toalla tienes que coger referencias: "el kiosco de helado y todo recto", la sombrilla de Aguila Amstel (¿de donde coño la habrán robado?). Luego llegas a la zona y empiezas a buscar por allí. Y los pobres miopes para que contaros. Ahora os reiréis pero cuando os quedáis mirando con cara de gilipollas el bosque de sombrillas ni puta gracia. Menos mal que aunque hay robos en la playa no nos suelen quitar la toalla, que más de uno se pasaría buscando su sitio hasta la noche.
Por fin, tras atravesar la selva de sombrillas y neveras de plástico llegas a la orilla, ¡mierda, el reloj! vuelves atrás, ¡joder, las gafas de sol! "Buah, me meto con ellas". Cuando te vas a meter pasa una vieja por la orilla con el pecho por las rodillas. Sigues andando, el agua está un poco fría. Te dan con una pelota de playa. Sonríes desorientado, empiezas a pisar rocas. El agua está bastante fría. Comienzas a andar de puntillas cuando llegas a la zona sensible (por encima del bañador) y levantas los brazos. Empiezas a saltar las olas, con los brazos en alto, si estuvieras en la orilla estarías bailando una jota. Ves una tía buena y te metes a lo campeón. No es que te haya visto hacer posturitas, es que ni siquiera se ha fijado. El agua está muy fría. Intentas nadar pero enganchas una medusa por el camino. Piensas en lo feliz que eras en la piscina del barrio, calentita por las meadas de los niños, con su césped que no mancha como la arena y su cloro, más llevadero que la sal.
¿Por qué la gente sigue yendo al mar si la piscina es mucho mejor? Pues para alquilar las barcas a pedales y para jugar con las palas, y porque ya puedes haber dado la vuelta al mundo, que si no has estado en la playa ni vienes moreno no darás envidia a nadie.