martes, abril 15, 2008

Nuevo nombre

Desde hoy Madrid 18:15 cambia de nombre.

Cuando creé el blog, en septiembre del 2004 (puff, va a hacer 4 años...), le puse ese título, pues en él pensaba hablar de lo que hacía al salir del trabajo.
Hoy el trabajo es algo tan secundario para mí que no merece que mi blog le dedique el nombre.
Tambien es verdad que cada vez paso menos tiempo libre en Madrid, porque siempre que puedo me escapo a cualquier sitio lejos de mi ciudad favorita. Pinilla, Benidorm con la reciente incorporación de Gran Canaria son mis sitios idílicos, de descanso, de fiesta, de reflexión y de recreo.

Pero... ¿qué nombre le pongo al blog? No paro en casa sería un título genial, pero ya se lo ha pedido Guille Mostaza, el cantante de Ellos (que sacan disco en mayo)
Carreteras y aeropuertos tambien definiría bien lo que cuento, pero esto parecería más la web de Fomento.

Así que he pensado en dejar unos días el antiguo título, mientras pienso como llamar a mi blog.

Acepto sugerencias a mis lectoras, porque que yo sepa solo tengo 3: Laura, Vane y Cristina.
Esto es como el chiste aquel de...
- ¿Sabes? He escrito un libro.
- ¡Ah, si! Ya lo compré
- ¿Fuiste tú?


En fin, dejemoslo en que solo escribo para gente privilegiada.


Volviendo al nombre... ¿alguna sugerencia?

miércoles, abril 09, 2008

Ilusión, desilusión y nostalgia

Anoche, con el cielo cubierto de nubes, tuve mi penúltimo dilema: Sobre si necesito más el sol o la tierra necesita la lluvia.
Al final, como supondréis, me decanté por la lluvia, porque estamos en abril y nuestros embalses están al 61% (y el del pueblo al 24%, no se donde me voy a bañar este verano...).
El caso es que me puse la chilaba y las babuchas de andar por casa y rebusqué un poco en mi pasado, en los textos que escribía en mis años de instituto, en algún que otro poema olvidado, en las notitas que escribía y que algún día quiero recuperar. Afortunadamente he pasado mi adolescencia contándole mi vida a Aránzazu como si fuera mi Querido diario, con la ventaja de que el diario me respondía... y hasta me daba calabazas.

Me fijé en que escribía historias de amor, maravillosas precisamente porque no sabía lo que era el amor. Con la locura del niño que no sabe los colores de un dibujo y pinta el cielo verde, los prados rojos y los rios amarillos.
Pero con 16 años piensas que lo sabes todo sobre el amor, estás enamorado siempre, de esa chica que no te hace ni caso, o de esa a la que jamás vas a dirigir la palabra y te conformas con mirar cuando pasa.
Lo único que descubres es que el amor hace sufrir, interpretas las canciones que escuchas a tu manera, te identificas con las frases que te convienen.
Yo nunca habría pensado que SPNB de Iván Ferreiro estaba dedicada a una prostituta y habría preferido no saberlo. Pero es que con 16 años eres feliz por todo lo que desconoces, porque descubrir algo por uno mismo es una de las mejores sensaciones del mundo. Con esa edad las chicas sueñan con principes azules y los chicos con princesas, las chicas con que las dediquen una mirada y los chicos con que nos dediquen una sonrisa. Algo tan simple como eso supone la felicidad.

Cuando eres joven, las sensaciones se viven más, no pensamos en que algo malo viene despues de algo bueno, ni buscamos la lección en los palos que nos va dando la vida. Aprendemos de manera subliminal a huir de lo que nos hace daño, a dejar de jugar al fútbol para no llegar con las zapatillas rotas. Aprendemos a ser responsables, pero tambien reprimidos.

Y crecemos.
Un día aparece la princesa... y tardamos en descubrir que no tiene corona... pero que nosotros tampoco.

La vida es una sucesión de ilusión, desilusión y nostalgia repitiéndose sin fin.