lunes, mayo 24, 2010

Campo de amapolas


Lloras por no encontrar flores.
mientras deshojas la margaritaCuando te despierto entre caricias
te quejas por no poder dormir.
Piensas en quién me abrazó antes
mientras te beso.
Envidias a la gente que te envidia
y te lamentas por las cosas malas que nunca pasarán.

Te has cansado de buscar la llave que te abra la puerta a la felicidad
y es que esa puerta no tiene cerradura.

Yo no digo que mi vida sea maravillosa
sólo lo es porque tú estás en ella.

miércoles, abril 28, 2010

Vacío

No es lo mismo que te empujen del avión a que tu quieras tirarte,pero siempre queda el miedo a que no se abra el paracaídas.
Pero además seria tener suerte poder saltar del avión antes de que pierda altura y se estrelle.
Y con la mochila del botín,como en las pelis.

Siempre quise ser James Bond,tenia escrito el guion,pero me faltaron huevos.

lunes, abril 26, 2010

Otro atardecer en el Atlántico

Templada entre las nubes, otra tarde apacible
con la brisa que amaina, con vespertinos silbidos de humedad,
de graznidos de gaviotas sobre las rocas
que se pintan de espuma durante un instante
y despues se limpian, preparándose para la siguiente ola.
Otro día que se escapa,
y que no quedará en mi memoria porque se fundirá con cientos de atardeceres similares
porque una vez enterrado el sol, todo su recorrido perderá sentido
conscientes como somos de que, en unas horas, volverá a asomar de nuevo por el horizonte.

Pero esta tarde pienso.
¿Qué horrible dolor guardan los que saben que no volverán a ver la luz del día?
Y despues...
¿No es peor ignorar cual será el último atardecer?


Es la única concesión que la muerte le ofrece a la vida,
la del padre que deja jugar a su hijo sin decirle cuánto queda para marcharse.

martes, marzo 30, 2010

Mi abuela

A menudo me pregunto como vería mi abuela el mundo que vivimos ahora, casi siete años despues de aquel 21 de julio en que se paró ese corazón que no le cabía en el pecho.

Habría conocido a sus biznietos, los habría cogido entre sus brazos y les habría cantado esas canciones que solo las abuelas saben. Quizá hubiera tenido tiempo para enseñarles algo, para educar a otra generación más.

Y a mí, cualquier tarde de verano que se sentase en mi cama "porque en mi habitación por lo menos corría el aire" me habría dicho:
Hijo, ¿Y no te cansas de ir siempre a Benidor?
¿Y no te cansas de ir siempre a Canarias?
Llama a tu madre, para que no se preocupe.
Más te valdría ahorrar algo y no tanto andar de pingo.
Anda, que para qué querrás tanta botella...
¿Tú no haces nada en el trabajo, no?

Con el paso de los años valoro más cada momento que pasé con ella, cuando repetía una y otra vez aquellos capítulos de su vida que recordaba como si hubieran pasado el día anterior.
Cuando la hacía de rabiar, cuando me reía con ella y ella se reía de mí.
Veo cariño hasta en cuando me daba con la alpargata y cuando, despues de subir de la calle en verano, me duchaba con estropajo.
Y recuerdo cuando, ya en el atardecer de sus días, la encontré llorando una tarde, sola, en el salón. Llorando de orgullo e impotencia por haber perdido la fuerza, por aquella cortina blanca que le cubría los ojos. Ya no podía hacer ganchillo y no reconocía las caras de la tele. Solo la escuchaba.
Mi abuela se hizo vieja creyendo que se hacía inútil, porque ignoraba la enorme falta que nos hacía a todos.

Como pasa el tiempo, agüe, y qué cerca sigues de nosotros.

martes, marzo 09, 2010

El invierno más largo del mundo

Hoy ha salido el sol en Madrid. Y ayer también. Pero un frío polar te cala hasta los huesos.
Y pienso que si no existiera Canarias habría que inventar algo parecido, una playa con calefacción y una foto de un inmenso cielo azul.
Me adapto bien a las temperaturas extremas. Dicen que cuando te haces mayor aguantas mejor el frío que el calor, pero yo creo que siempre me gustará más la sensación de estar en camiseta y pantalón corto.
En la península, al sur de europa, solo tenemos 5 meses al año para andar en manga corta. Está claro que me fuese de España no podría ser al norte, aunque los bosques de coníferas y las verdes praderas sean mi debilidad. Necesito el sol como los naranjos, tumbarme y sentir como sus rayos me atraviesan y me calientan.

Las aves migratorias se quedaban estos últimos años, pero este invierno no se ha quedado ninguna. Ni siquiera la crisis las ha impedido viajar.

Quiero que se acabe este invierno. El invierno más largo del mundo.

lunes, febrero 15, 2010

Nieve de febrero

Aunque pueda parecer que este invierno se hace largo no lo es, como no lo es la vida.
Puede parecernos largo un día, de esos tediosos entre semana. Y fugaces los sábados, entre risas, viendo una película o durmiendo la siesta. Pero todos tienen las mismas horas. La diferencia esta en cómo las aprovechamos.

Hoy ha vuelto a nevar. Veo en las caras de la gente tedio y fastidio, planes truncados. Y pienso que eran las mismas personas que se emocionaban con la primera nevada que cubría todo, los que se lanzaban bolas de nieve y construían muñecos con nariz de zanahoria.

Nos invade el pesimismo. Todo nos molesta. Y hemos dejado de soñar, de ser niños.

Recuerda, por un momento, tu cara pegada en el cristal, observando la calle cubierta de un manto blanco. Deseando salir para pisarla (y escuchar ese sonido como si mordieras una manzana). Recuerda esas manos rojas de frío.

Quizá deberíamos bajar de este aburrido vagón de adultos, en el peor sentido de la palabra. Sacar nuestros juguetes de nuevo, disfrazarnos, volver a esa casa abandonada, jugar y reir hasta que se haga de noche. Y volver a casa con las manos y la cara manchadas de barro.

Voy a comprarme bloques de construir.
Voy a comprarme una cometa y a pasar los fines de semana en aquel mundo que abandonamos hace años.

Y no tendré tanta prisa por que febrero acabe y la primavera nos alcance a miles de kilómetros, haciendo castillos de arena.