miércoles, febrero 03, 2016

Condescendiente, pero sin descendientes

Me llamo Alfonso, tengo 36 años y no quiero tener hijos. 
No tendré descendencia. Mis genes se extinguirán conmigo y no cumpliré la principal misión para la cual he nacido: reproducirme.
No quiero traer a nadie a un mundo en el que ya no creo. Lleno de personas buenas dirigidas por personas malas. 
Un mundo egoísta y competitivo, herido de muerte, contaminado, en el que muchos sufren para que unos pocos vivan demasiado bien.

Valoro muchísimo el esfuerzo de los padres. De los que lo son por convicción, no por inercia, por dejarse llevar. Los que encuentran la felicidad en el sacrificio por una persona a la que quieren sin conocerla.
Son dos formas de vivir y yo he elegido seguir el otro camino. El de cuidar de mí. El de cuidar de mi familia, de mis amigos. De aquellos que conozco y que tanto me aportan. 

Prefiero vivir con mis padres a vivir con mis hijos. 

Prefiero devolverles cada día que invirtieron en cuidarme, en educarme, en convertirme en la persona que soy.
Muchas gracias, me siento en deuda y yo no quiero endeudar a nadie.
No quiero renunciar a los mejores años de mi vida, como hicieron ellos. 

Porque no voy a tener otra oportunidad para hacer lo que quiero hacer. No creo en el cielo ni en la reencarnación. 
No me sirve acumular cosas materiales, sino experiencias. 
No me sirve intentar vivir a través de otra persona, tratar de perpetuarme en mis hijos, de que sean lo que yo no he podido o querido ser. 
Me sirve intentar ser lo que quiera, aprovechar al máximo el instante que me ha tocado en la eternidad consciente de que en breve no quedará nada de ninguno de nosotros.

Tocará remar contra corriente hasta que os canséis de intentar convencerme:
"Marina es muy joven.", "Ya cambiaréis de opinión.", "Te pierdes lo más bonito de la vida.", "Eres un egoísta.",  "¿Quién va a cuidarte cuando seas mayor?", etcétera...
 Lo siento. Pero prefiero fallaros a todos a fallarme a mi mismo.

Porque creo que intentar ser una buena persona es algo más amplio que intentar sólo ser un buen padre.

Porque, sobre todo, creo que lo más importante, el sentido de la vida, es vivirla.