sábado, noviembre 20, 2021

Trocitos de verano

 Comprábamos trocitos de felicidad

semanas de nuestra vida que pasábamos 

entre vodka francés y el bar de Manolo

bajo el eterno sol de las Canarias

y con esa sensación de que la vida había venido para quedarse


Largos paseos arreglando el mundo

hablando cada vez menos del pasado y mucho del presente

con la arena de las dunas a un lado y el eterno Atlántico al otro


Eran los días para encontrarse a uno mismo

para coger impulso

para mirar el frío de Madrid de lejos 

y planear hacia dónde querías que fuera tu futuro


Para llenarse de vida bajo hojas de palmera

como el oasis en un mundo que se viene abajo


Visitábamos el lugar con más vida de la isla, donde ese puñado de viejos bailaba con la felicidad y la seguridad que da el tenerlo todo hecho en la vida, al son de un saxofonista de sonrisa perpetua.

Cada paso, cada canción, era una lección de cómo vivir la vida.

Y, como ellos, la vida avanzaba rápido a paso lento.



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