jueves, octubre 07, 2021

Torres y, al final, el mar

Era aquella década de los 20 en la que el tiempo no pasaba. 

Entre desamores y noches largas.

Recorriendo kilómetros de asfalto entre molinos y las eternas rectas de la meseta castellana para llegar, de madrugada, a la ciudad de las torres y los neones. 

De lo que nunca fue y nunca pudo haber sido.


Sueño. Sueños. Risas. No se lo que será de mi vida, pero si lo que quiero que sea.

Cuando has estado toda tu vida atado a algo, tus padres, tus estudios, cómo comportarte, cómo vestir... sólo ansías liberarte de todas esas redes que apresan tus alas.

La libertad es mi flecha amarilla, mi destino, pensaba en aquella playa cuando entre sorbo y sorbo escondíamos la botella en la arena.


La libertad es del color azul del cielo que sobrevuelan las gaviotas. Sin nubes.

Del mar tranquilo por el que se desliza silente un velero. Sin espuma.







La bandera de la paz es celeste y turquesa. Nunca blanca.


Nubes en braille

 


miércoles, octubre 06, 2021

Me trajiste de vuelta

 Estoy de vuelta. Y es porque tú me invocaste otra vez, con tus hechizos de hada del bosque.

La gente se inspira y escribe cuando está en la mierda. 

Yo solo tengo que sentarme a ver a los gansos volar y pensar en tí. En nosotros. En la vida que me has regalado.

Vine a mojarme los pies para esto. Y lo he encontrado. Sin prisas, sin ruido.

Me escucho a mi mismo y envidio mi vida perfecta, sin fisuras. 

¿Y si estuviera viviendo los mejores días de mi vida?

Vértigo de sentirte en la cima. No tengo miedo a bajar, tengo miedo a caer de repente.

El equilibrio efímero de la balanza romana

Hoy el mar está en calma. Hoy me miras y el viento empuja las velas a nuestro destino, cualquiera que este sea.

Hoy todo está bien, lo siento en mi piel. 


Miro mi cicatriz. Me caí y nunca me dolió.

¿Ya no me duele nada?


Si me duele. Me duele verte triste. Cuando llegas a casa y te metes en la cama.

Cuando dices que la vida es una mierda. Yo en la cima del Teide y tu en la fosa de las Marianas.

Me duele que no puedas ver la vida a través de mis ojos. 

Porque la vida es la misma, lo que cambia es la forma en la que la miramos.


He vuelto. Y voy a mirar a los gansos hasta que vomite glaciares.