jueves, septiembre 01, 2005

Agosto

El de 2005 ha sido un mes de agosto diferente.
Recuerdo que hasta el día 12 estuve currando, poco, en mi línea, pero currando hasta las tres de la tarde.
Lau se fue unos días a Pinilla con sus padres y yo me quedé en casita, echándola de menos, acostumbrado a pasar día y noche a su lado. Pero sólo eran unos días.
Tras las fiestas de Gascones, en las que no había estado nunca, llegaron las vacaciones.
El primer finde eran las fiestas de Buitrago, que nunca me han gustado demasiado, para que callármelo. Al igual que es inexplicable el buen rollito en las de San Mamés, es inexplicable el bodrio de aquellas fiestas. Cuatro días duraron, a cada cual más decadente.
Éste año he cogido costumbre de largarme de las fiestas en el descanso, para poder dormir más tiempo antes de que mi cuñada nos despertase a gritos. Ya se irá ella de fiesta, ya...
Despues, San Mamés. Hubo petaquita de la destilería Casa Rosa, dónde siempre se hacen las mejores mezclas. La primera noche le pegué 3 traguitos y me mareé. Es lo que tiene estar bajo de forma. Fue la tercera actuación de los Zero, que están muy bien, pero lo mucho cansa.
Y es que ya nos sabíamos aquello de: "El que no se agache es un soso!!!"
El segundo día de San Mamés fue bastante más aburrido.
A Gargantilla llegamos a no subir el domingo, porque había una ola de frío polar y ya sabéis como es eso, que hay que esperar a que llegue la siguiente ola de calor.
El lunes era supuestamente el día en el que se dejan la pasta y el hígado los mozos. Este año trajeron a unos rockeros con bajos atronadores y el ego por las nubes. Hay que reconocer que los cabrones no tocaban mal.
Y las últimas fiestas, como siempre, las de Navarredonda. El viernes estuvimos un ratito con una banda de jubilados que hacían lo que podían, tampoco es que hubiese mucho ambiente. No me tocó el bingo. El sábado estábamos tan cansados del madrugón que ni subimos.

Y hasta ahí en lo que concierne a fiestas, ahora damos paso a la sección: La Galia
El primer fin de semana, Bea organizó unos juegos de toda la vida: Comba (era la primera vez que jugaba), Sangre, otro juego que tampoco había jugado nunca y el rescate. Sirvió para darnos cuenta de que los años no pasan en balde. Cuando acabamos de jugar, reventados, los chavales aún seguían corriendo.
El segundo fin de semana hubo juegos infantiles: barro para los más pequeños y varias pruebas para los mayores. Y como finde fiesta, una merienda. Qué bien me lo paso en éstos juegos, creo que disfruto tanto como los niños.
Paloma y Ele organizaron por fin el taller de malabares, del que veníamos hablando tiempo. Hicimos cariocas y bolas y era muy gracioso ver a todo el mundo despues intentando hacer algo con ellas.
Y el último sábado teníamos taller de velas, empezamos sobre las 11 de la mañana, con los madrugadores y las madres, que se pusieron y empezaron la producción en serie. Estuvimos haciendo velas todo el día, y todo el que se pasó por el ayunta tuvo la ocasión de hacerse una.
Por la noche, llenamos la plaza de velitas pequeñas y apagamos las luces. Fue todo un espectáculo.
A lo largo del mes, como todos los años, hubo frontón. Sergio y yo, denominados CMF, Cracks Mediáticos del Frontón, decidimos revolucionar el campeonato y, con uniforme cutre incluído, llenar de colorido los aburridos partidos que teníamos perdidos de antemano. Para el año que viene prometemos más diversión.

También hemos aprovechado agosto para dar una vuelta por Peñalara y Rascafría, y para pasear por un Lozoya con poca agua. Me he hinchado a hacer fotos, pronto las pondré en mi fotolog, que no lo actualizo desde que volvimos del Interrail (parece que hace años de aquello)

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