martes, agosto 05, 2008

Fin de la segunda parte

Supongo que es la única manera que tienes de hacerme desaparecer, de olvidarme.
Ya lo hiciste así la otra vez.

Tienes que pintarme como un ogro egoísta que nunca ha amado y es incapaz de amar a nadie.
Tienes que asegurar que no te hice feliz, que te hice daño a propósito y que soy una mala persona.
Y así, encontrándote ante tal hijo de puta, es mucho más fácil decir: "Ahí te quedas, chaval.
Ahora quemo tus fotos, te elimino de mis contactos, escupo en tus regalos y borro tus correos."

Por eso te escribo aquí, porque esto no puedes borrarlo, porque quiero que permanezca dentro de meses o años, cuando por fin puedas mirar adelante, cuando encuentres otra persona con la que compartir tu vida, otra persona a la que seguro exigirás menos porque todos aprendemos la lección.
Y te escribo aquí porque, aunque jures que no quieres volver a saber de mí, se que leerás esto para ver que opino y como me va.

"Soy cabrón, te he tratado mal, sólo te he querido por el sexo y nunca te he dado nada."
Y me dices eso y me resbala, me suena a pataleta porque se con toda seguridad que es mentira.
La única verdad es que sabíamos que esto era malo para los dos y que tenía que terminar.

En el fondo, allí donde no llega tu orgullo, sabes que junto a mí has vivido los días más felices de tu vida, que durante meses he sido la única persona que te he entendido y he estado a tu lado.

Tú me has dado todo lo que necesitaba. El gran problema fue lo que pedías a cambio.
Yo no te reprocho nada. Yo no odio.
Porque yo te he querido tal y como eras, con tus virtudes y tus defectos.
Pudo salir bien y salió mal. Así es la vida a veces, cara o cruz.

Aunque suene a tópico te deseo lo mejor. Que a partir de ahora seas tan feliz que lo nuestro quede en tu memoria como días grises.

Te lo deseo de corazón. Como hacemos las buenas personas.



1 comentario:

Amapola dijo...

Qué chica.