lunes, mayo 09, 2005

Puente de Mayo

Viernes 29 de Abril, la operación salida más larga de toda la historia. Y Paili que a última hora, cuando estaba a punto de sumergirme en la negrura de la A-3 me suelta, ¿por qué no vais por la de Barcelona?. Más kilómetros, si, pero si atascos.
Pablo estuvo de acuerdo, y junto con Lau, Paloma y Jaime encaramos la N-320 desde Guadalajara, empujando en las subidas y adelantando camiones al grito de "¡¡Ahora!!".
Soy un copiloto insufrible, lo reconozco.
Poco antes de llegar, nuestro Schumacher rompe el coche. El tubo de escape queda suelto y el ruido, mezcla de Harley y de tractor, nos acompaña hasta Valverdejo.
Llegamos a la casa tras acortar por un camino de cabras que empezaba "alavueltalcerro".
Bonita, muy rural, muy antigua. Y grande, 4 apartamentos, un salón común y un patio con barbacoa. Allí nos quedamos esperando que llegaran Dani, Gema,Marga y Lauri. Bueno, se quedó Jaime, que los demás nos fuimos a dormir viendo que la cosa iba para largo. Nada menos que siete horas de viaje para hacer 250km (35,7km/h, una media de bicicleta)

Pedrito, Maica y Rose llegaron el sábado por la mañana. Y Oscar y Bea despues de comer.
Esa mañana habían ido a hacer la compra (pedazo de compra) en la que no faltaba nada. Al final sobró comida, lo cual es señal de que nadie se quedó con hambre.
El sábado por la noche hicimos barbacoa, con lo poco que pudimos comprar en la carnicería de Motilla del Palancar, poco acostumbrada a la gastronomía pinillense y a las comilonas de la Galia.
Una barbacoa entretenida, con temperatura agradable y Jaime de nuevo al frente de las brasas.
Lauri y su vesícula intentaron introducir verduras en el fuego, en una clara herejía a nuestra tradición de carne y grasaza.

Domingo, paseito por Alarcón, un pueblo en lo alto de una montaña entre las hoces del Júcar, con sus atalayas y sus murallas. Un sitio bonito para pasar la mañana.
Pero por la tarde descubrimos el más curioso pueblo de Albacete: Alcalá de Júcar.
Curioso por su localización, en una hoz del Júcar, curioso por su castillo árabe bien conservado, por su plaza de toros en forma de halfpipe(según palabras de Pedrito), por las cuevas que recorren las entrañas de la montaña y por un personaje, el "Diablo", que reune en dichas cuevas y en su cine-museo multitud de recuerdos de otras épocas. Es, sin duda, un personaje único en un entorno mágico. Por último, algo que hace especial a éste pueblo es su iluminación nocturna, muy cuidada. Fue una visita tan interesante como inesperada.

Lunes, teníamos pensado salir a las 11 hacia el nacimiento del Río Cuervo, al que finalmente llegamos a las 14. Quiero pensar que la impresión de mediocre que me dió se deba a que bajaba poca agua por sus cascadas, mal año para los manantiales y chorreras. Lo mejor de todo fue el chuletón que, aunque se hizo esperar, pude devorar cual carnívoro en estado puro. Que contraste en la mesa, ensalada y chuletón. Por cierto, el sitio caro de cojones, a 2 euros el chorizo frito, aunque el chuletón tuviese un precio normal.
Tras el paseíto mañanero (morning walk) por las tierras altas de la Serranía de Cuenca, bajamos un poco hasta la Ciudad Encantada. El paseo desde abajo se reduce a una aburrida ruta intentando encontrar parecidos entre rocas modeladas por el agua y cosas que conocemos. Pero la verdadera diversión (al menos para mí) estaba en escalar las rocas y recorrer el circuito por encima, para lo que requerí la ayuda de mi mejor hombre, Rambo. La Ciudad Encantada muestra sus verdaderos encantos entre las grietas y las pequeñas cuevas que encierran las grandes rocas. Incluso puedes encontrarte a una pareja en posición comprometida ;)
Ya estaba anocheciendo cuando paramos en el ventano del diablo (nada que ver con nuestro amigo de Alcalá de Júcar), un curioso mirador excavado en la roca, como una atalaya natural.
Y por fin acabamos en Cuenca, llegando a las Casas Colgadas cuando ya era de noche. Tras cruzar el puente del vértigo, que une el parador con el resto de Cuenca, acabamos tomando algo en la plaza de la Catedral. Tal y como nos enseñaba Oscar, hubo que usar diafragma y obturador a tope para que nos saliesen las fotos.
Los chicos de la primera planta tenían la coña de los panchitos y el polaco, pero nosotros nunca llegamos a ver el miembro descomunal de dicho personaje.
El martes estuvimos limpiando, haciendo el vago... y me di cuenta de que había perdido mis gafas de sol. Vaya, con el cariño que las tenía. Para unas que me quedaban bien...
Habrá que mirar si me puedo comprar las mismas.
En las cosas malas de la casa habría que destacar la humedad, que el agua no salía caliente y que el dosel de la cama, que era muy bonito y muy romático se me acabó enredando como una telaraña. Pero en general fue un viaje divertido y curioso.
Podréis ver alguna foto en el fotolog.

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