lunes, noviembre 27, 2006

Del Método Gronholm al Bar del Consomé

Al igual que en el escudo de la RAE figuran la frase "Limpia, fija y da esplendor" como si de un detergente se tratase, en La Galia deberíamos poner aquello tan español de "Tarde, mal y nunca". La última actividad era una obra de teatro con 16 entradas compradas In Extremis para justificar algo en la subvención.
Al final sobraron 4 entradas, de cuatro personas que estaban apuntadas en la lista y no vinieron.
La obra está muy, muy bien. Aún llegando con las prisas, con el suspense desde el principio de ver si Lauri y Joche entraban por la puerta antes de que empezase la obra. Incluso Sergio y yo teníamos planeado montar un tumulto para hacer tiempo.
Pero no hizo falta.

Cuando salimos estuvimos a punto de pasar por el Bart Decó de mi antigua compañera Reyes, pero estaba bastante petado, con todo lo que supone meterte en un bar petado en Chueca. Te puedes sentir como una universitaria en un autobús lleno.
Así que tras buscar el Pub El Navajazo por Hortaleza acabamos en el que está al lado del Sagasta, ese con muebles de madera que parece una mezcla entre Saloon y Taberna Irlandesa. Cuando salimos de allí a las 3 y algo la Rose y yo, agradecí las patatas con nuggets que había cenado sobre las 9.
La Absolutita tuvo suerte y encontró taxi, así que se fue con sus dos botellines en la mochila y el contenido en el estómago a casa, tras una animada conversación sobre los cócteles que vamos a preparar y que nos van a hacer más famosos que a Tom Cruise. ¿Quién dijo que mezclar era malo?

Llamé a Ra, que estaba de fiesta por Cuatro Caminos. Me pegué un paseo hasta allí justo cuando les echaban del bar.
Unos chicos que conocían nos llevaron a un tugurio clandestino que estaba cerrado... al público. Si te sabías el santo y seña podías entrar y degustar su fantástico garrafón (o incluso lamer algún bol de palomitas...)
Estábamos en el Bar del Consomé, famoso por ofrecer consomé calentito en las noches frías. La composición del caldo me hizo dudar y acabé por no preguntar por él. Eso si, monté el Frente Consomé para animar en el futbolín y me acabé un bol de cacahuetes.

La verdad es que la escena era surrealista, pero divertida.

Y cerca de las 6, de camino a casa hablando con el amigo de la amiga de Ra y a dormir...

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