viernes, noviembre 26, 2004

El mejor concierto de mi vida

Y eso que hasta unas horas antes no iba a ir...

Hasta ayer el mejor concierto de mi vida había sido el de Estopa en el Lope de Vega, en plan acústico, un conciertazo que ví desde un palquito pagado con los beneficios de la reventa.
Aquel día todo salió redondo.

Pero ayer fue distinto. Llevo años tarareando, escandalizando y extendiendo las canciones del Chivi a todo aquel que se subía en mi coche. Porque unas letras tan graciosas y curradas no podían pasar desapercibidas. Por las sonrisas de complicidad o las miradas de desprecio que arrancaba a mi paso. Y porque el Chivi era la banda sonora ideal para cualquier juerga que se precie.

Quedé con la Prima Vane en Plaza Castilla y llegamos al Equinocio de Majadahonda a las 20.15. El concierto era a las diez, pero ésta vez queríamos estar seguros de que no nos lo perdíamos. Localizamos el Barba Roja y una vez dentro nos dijeron que abrían a las nueve. Nos tomamos unas cocacolitas y una imitación a Patatas Hermanos Ganzo® y a las nueve en la puerta como clavos. Escuchamos como afinaba nuestro gran ídolo de borracheras y se me puso la carne de gallina al escuchar la base de Radical, su canción más conocida.
Cogimos sitio como desesperados en una cómoda mesita situada en un lateral, desde el que se veía el escenario perfectamente. A las diez de la noche la sala estaba llena pero el concierto no empezó hasta las once menos algo.
Despues de hacernos una fotito con él y comprobar que en persona es mucho más cortado que sobre el escenario, esperamos y esperamos...
Entonces apareció él, bajo su máscara de superhéroe del sado y con alguna rayita de más.
Desde entonces hasta el final no me pude quitar la sonrisa de la boca. Cambiaba la letra de algunos clásicos para incluir algún chiste, incluso hizo alguna que otra imitación. Cantó todos sus grandes éxitos y atendía a peticiones de la gente. Además adelantó algunos temas de su próximo disco, como Spanish Psycho, de un hombre que se convierte en asesino en serie despues de ver 200 veces seguidas la peli de "los Bingueros".
Cerca de las 0.30 y para finalizar el concierto, hizo su pequeño homenaje a las víctimas del 11M, con su canción Trenes para el cielo. Un momento emotivo que demuestra que hasta los cerdos tienen sentimientos.
Nunca me lo había pasado tan bien en un concierto.

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