martes, enero 04, 2005

Feliz y contento 2005

En lugar de estar escribiendo debería estar haciendo páginas, pero aún no ha pasado una hora desde que me fuí a comer, así que respetaré los horarios.
Hoy he vuelto a trabajar en un cliente, para ser más exactos en el único cliente al que he ido en los últimos meses. Las páginas, despues de años de experiencia, salen como churros. Es sólo coger un poco de aquí, otro poco de allá y listo. Cuándo se sabe hacer el trabajo se tarda mucho menos.

El año ha empezado como acabó el anterior, tranquilo, sin excesos y apenas sin enterarme. Han pasado otras navidades sin ilusión, pero aún tengo que tragarme los atascos cercanos a los centros comerciales. Eso es lo que han significado para mí: aglomeraciones, mucho de todo y poca tranquilidad.
Menos mal que he cogido la buena costumbre de pasar la Nochevieja en la sierra y puedo sentarme a mirar las estrellas que no pueden verse en Madrid. Este año fuimos a Buitrago, al polideportivo. Teniendo en cuenta que no se le puede pedir mucho al pueblo con las fiestas más aburridas del valle del Lozoya diré que no me lo pasé mal. Fuimos Raquel, Cristina, Victor, Laura y yo. Laura estaba guapísima, lucía un vestido que hizo volar mi imaginación lo que no pudieron volar mis piernas en la San Silvestre, 4 minutos más que el año pasado.
El domingo fuimos a montar a caballo y, como hay quien dice que los madrileños no nos caemos sino que nos tiramos, decidí tirarme del caballo que me llevaba, afortunadamente sin consecuencias.

Si tuviera que pedirle algo al nuevo año, sería sin duda poder seguir viendo las estrellas con las mismas personas, pero desde distintos sitios.

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