lunes, septiembre 27, 2004

Si todos fueran así...

Llegamos a Venta Marcelino por los pelos, diez minutos antes de que cerraran la cocina. Pero mereció la pena, un cuarto de hora despues degustábamos 3 chuletones como si acabásemos de atracar a la vaca y estuviéramos repartiendo el botín. Y despues siestecita en la pradera, para bajar la carnaza, con 28ºC en otoño y ni una sola nube en el cielo. Hasta la hierba de la sierra se está secando.
Pero llegó la hora de bajar del cielo a la Tierra y nos encontramos con el final de etapa de la Vuelta a España (Avila-Villalba). Esperamos, dimos un rodeo y al final conseguimos volver a Madrid.
Fuí a buscar a Laura finalmente a las seis y media con el culo mojado y pegado al asiento del coche despues de tanto viaje. Había ido a la peluquería y lograron lo que yo creía difícil, que estuviese aún más guapa. No es el típico cambio de look que te deja raro. No. Estaba mucho más guapa, preparada para cumplir los 18. Éste fin de semana, aprovechando la celebración, no nos hemos separado. Ambos necesitábamos más tiempo que el que nos concede la semana.
Es delicioso pasar noche y día a su lado, tan dulce como el azúcar y tan reconfortante como una ducha tras un día agotador. Laura es el viento que recorre la ciudad cogiéndome de la mano, pintando de arcoiris las grises calles, refrescándolas cual tormenta de verano. Así es mi niña, la que el sábado se hizo mayor para todos menos para mí, que me lo pareció desde el primer día en que hablé con ella.
Y tambien ha ganado el atleti. Y en el hattrick, Pinilla ha subido a sexta división como era de esperar. Vendrán días mejores o peores, pero hoy le digo a mi destino y a mi medio corazón:
"¡Que nos quiten lo bailao!"

No hay comentarios: