Me miras, te miro
clavas tus ojos y esbozas una sonrisa
yo tambien sonrío
y esos instantes hablan por si solos.
Vuelves a pasar y me dedicas otra mirada
coqueteando.
Como dos quinceañeros
no nos decimos nada, de momento.
Te veo todos los días y no se como te llamas
ni puedo preguntártelo aunque me gustaría.
Pero se que acabaré hablando contigo
lo que tenga que pasar, pasará
y espero que tus ojos no mientan.
Y si mienten... fue bonito compartir esa ilusión
y ver tus ojos clavados en los míos
como si no hubiera nada más sobre la Tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario