jueves, marzo 08, 2007

Viento, ven a buscarme.

Estos días, enfurecido, he llamado al viento y levantado temporales.

Para que soplara y limpiase las calles que piso, para que me lleve volando lejos, donde pueda parar el tiempo y verlo todo desde fuera.


Y él acudió a mi llamada, enredando su pelo y empujándola a mi lado.


Viento, mécela si quieres durante un instante, concédenos el baile de un remolino de papeles y despues llevatela.
Pero no juegues con ella, pues tambien sabe formar destructoras tormentas con sus ojos.


Como el alcohol, eres capaz de hacerme hablar, desahogarme, sonreir y dejarme atontado hasta hacer que me duela recordarte a la mañana siguiente.
Pero, aún así, me encanta beber tu sonrisa y tus historias, vacías de sentimiento.


Ahora calmaré al viento y llamaré al sol, para que caliente el cuerpo que dejaste frío y sólo la luna volvió a templar.



Hace tanto de aquello...

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