viernes, agosto 31, 2012

Camino de Santiago: Etapa 5

Quinta etapa: Astorga - Ruitelán

Cada día salimos más tarde. El cielo amenaza lluvia y seguirá así casi todo el día. Tan sólo chispeó levemente, pero pudimos escapar de la nube.
Recorremos a buen ritmo, calentando piernas en una ligera subida, Murias de Rechivaldo, Santa Catalina de Somoza(donde paramos a desayunar) y El Ganso para llegar a Rabanal del Camino.

Allí comienza la subida fuerte hacia Foncebadón y La Cruz de Ferro. Yo me he quitado el chubasquero hace poco y no quiero quedarme frío, así que continúo mientras Emilio y Julio se quedan haciendo alguna foto.
A pesar de las alforjas la subida es cómoda, me siento con energía y no hace frío. Así que llego a la Cruz sin apenas tocar el plato pequeño.
Foncebadón parece un pueblo bonito, pero la carretera lo deja a su izquierda y las calles son parecen empedradas, así que decido continuar hacia arriba por asfalto.
Paro en la Cruz para esperar y hacernos fotos. Es increible la cantidad de piedras y recuerdos que la gente ha ido dejando allí, como un reguero de hormigas.
Dejamos la Cruz de Ferro para llegar a Manjarín, el extraño refugio Templario que es parada obligada. Una de las curiosidades del Camino.

Poco más adelante comienza la caída libre hacia Molinaseca, pasando como una exhalación por el precioso pueblo de El Acebo.


Prometo detenerme a fotografiarlo la próxima vez. A unos 50km/h constantes apenas puedo fijarme en Riego de Ambros.
Ya en Molinaseca paramos a reagruparnos para llegar juntos a Ponferrada.


Allí tenemos previsto comer.
En la oficina de turismo nos recomiendan rodear la ciudad para evitar las escaleras y nos informan de un atajo para salir de la ciudad y ahorrar algunos kilómetros. Y, de paso, nos recuerdan que el Bierzo es León, no Galicia. Faltaría más.

Comemos el habitual bocadillo en la plaza del ayuntamiento.Llevamos más de la mitad de la etapa y es bastante pronto.
Salimos disparados hacia Camponarraya, en línea recta y a buen ritmo.Allí volvemos al camino para cruzar la A-6 y llegar a Cacabelos. Tras parar a sellar en la ermita de San Roque, en Pieros, nos dirigimos (sin querer) a Valtuille de Arriba, pueblo que ha desviado el Camino de Santiago para que pase por sus calles, sabedor del impacto económico que representa.
Así llegamos a Villafranca del Bierzo, marquesado con un precioso conjunto monumental.

Afrontamos el tramo final de la etapa. Empieza a chispear de nuevo mientras serpenteamos bajo la A-6 y sobre el río Valcarce. Atravesamos Pereje y paro a quitarme el chubasquero. Emilio y Julio continúan. Tras avanzar por Trabadelo y La Portela de Valcarce me detengo. Es extraño no haberlos cogido aún.
Me lío con su situación, ya que el GPS los localiza a la izquierda, como si estuviesen al este, por detrás de mí. Los espero un rato hasta que me doy cuenta del error y paso volando por Ambasmestas y Vega de Valcarce para llegar a Ruitelán, fin de trayecto, dónde por fin les encuentro.
Hoy descansaremos en el Refugio Pequeño Potala, dónde ya habían estado Julio y Emilio el año pasado. Todo sigue igual excepto la hora de levantarse, adaptada al horario de verano.


El sitio es tranquilo, tras lavar y tender la ropa tomamos una cocacola y un helado en el único bar del pueblo. Volvemos a recoger todo porque empieza a chispear. Para hablar por teléfono apenas hay cobertura y hay que irse a hablar a la iglesia.
Cenamos muy bien, crema de verduras, ensalada (no para mí) y espaguetti carbonara.

El Ave María nos levanta a las 6 de la mañana. Llueve. Y llega la peor etapa del Camino.

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