viernes, agosto 31, 2012

Camino de Santiago: Etapa 8

Octava etapa: Ribadiso - Santiago de Compostela

Llega la última etapa, con esa mezcla de ansiedad y tristeza, después de haber disfrutado tanto del Camino.

Nos levantamos tarde, no hay ninguna prisa por recorrer los 40 kilómetros que nos separan de la catedral  de Santiago. Queremos aprovechar al máximo lo que nos queda, así que no nos salimos del camino. Se acabaron los días de volar por la carretera. Hoy vamos de paseo y el perfil, con ligera bajada, ayuda aún más. Vamos paralelos a la N-547 casi todo el rato. Atravesamos pronto Arzúa. 

Paramos a sellar en la oficina de turismo de O Pedrouzo y aprovechamos para reservar albergue. El Seminario Menor de la Asunción, no muy lejos del centro y se pueden dejar las bicis. Luego comprobaríamos que se trata de un sitio enorme y muy bien preparado para recibir a los peregrinos.

Los kilómetros pasan volando. El cielo está muy nublado y comienza a chispear cuando rodeamos Lavacolla, el aeropuerto de Santiago. Estamos a 10 kilómetros de meta.

A buen ritmo llegamos al Monte do Gozo en San Marcos. Parada para comer una palmera de chocolate y beber una cocacola. El kiosco que hay allí es un buen negocio y me asombra que los precios no sean caros, acostumbrado a que intenten hacer el agosto a nuestra costa.

Desde allí no vemos Santiago, pero sabemos que ya casi hemos llegado.
Entramos por San Lázaro, damos algún rodeo hasta llegar a la Plaza del Obradoiro pero por fin nos plantamos allí. Ocho días y más de 700km después de salir de casa estamos allí. Se acabó todo.



Aquello es emocionante. Da igual si eres creyente o no. Pasan por mi cabeza los campos de amapolas, los pinares castellanos, los hermosos pueblos bercianos, el infierno de O Cebreiro... ha sido una experiencia increíble.

Después de las fotos de rigor vamos al albergue. No para de llover y ya estamos bastante calados.


Nos instalamos, nos cambiamos de ropa y dejamos las bicis atadas en el albergue.
Después vamos a la Oficina del Peregrino a por nuestra Compostela. En mi caso la deportiva. 
Tendríamos que volver al día siguiente porque Julio se olvidó la credencial en el albergue.

Comemos en el Burger, paseamos por Santiago. Visitamos la catedral y abrazamos al Santo.

Emilio es agasajado por un tuno.

Echo de menos la bici. Y se que voy a echarla de menos mucho más cuando volvamos a Madrid.

Cenamos en un restaurante que tardamos un montón en encontrar. Volvemos al albergue y a dormir.
Mañana tenemos que madrugar para llevar las bicis. Llegan los caballos al Obradoiro, les acompañamos hasta San Lázaro y allí nos despedimos de nuestras compañeras de fatigas.


Gracias de nuevo a Anna por hacerlas llegar sanas y salavas.
Después a hacer tiempo hasta la hora de irse al aeropuerto para desandar, en poco más de media hora, el trayecto de la última semana.

Nos despedimos con la promesa de repetir al año que viene.

Esta vez desde Roncesvalles, todo el Camino Francés.


P.D: Actualizaré algún post para añadir más fotos.

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