viernes, octubre 08, 2004

Días de Fútbol

Menuda pretemporada estoy haciendo:
- El jueves pasado partido contra los SAPOTO, amigos de la facultad de Sergio
- El sábado contra unos amigos del barrio de Jaime
- El miércoles pachanguita de fútbol sala con los de mi curro
- Y ésta tarde, último(creo) partido de pretemporada contra un equipo indefinido.
Hoy deberíamos tener ya más o menos clara la posición de cada uno. Yo quiero jugar abajo, de lateral, porque arriba fallo más que una escopeta de feria. Tengo que mejorar mucho, para empezar mi forma física, que es lo que tengo que ofrecer al equipo. El entrenamiento es fácil: correr, correr y correr. Y luego, si me sobra tiempo, pues algún tiro a puerta, que tengo la puntería atrofiada. Si, lo reconozco, el fútbol no es lo mío, pero puedo dar mucha guerra y lo mismo sorprendo y todo.

Casi nadie se va de puente en mi oficina. Me parece raro. Seguramente luego en noviembre salgamos todos por pies, a colapsar las carreteras. Y en diciembre ni te cuento, que éste año 6 y 8 son lunes y miércoles. Un puente de 5 días, esos son los buenos. A ver si puedo irme con Laura a algún sitio, que nos lo hemos ganado.

Son las fiestas del Barrio del Pilar. ¡Cuánto han perdido ultimanente, desde que las ponen en el lateral del parque de la Vaguada! Me gustaban más en el descampado de más abajo, donde el metro de Peñagrande. O quizá me gustaban más porque era más pequeño y me hacían ilusión. Las fiestas de barrio ya no tienen ningún interés para mí. No voy a ir a ver a Siempre Así, Tahures Zurdos ni a los Caños pero recuerdo aquellos conciertos de los Celtas Cortos o Los Piratas. Es el único aliciente, los conciertos.
No me llama agarrarme un pedo de garrafón en las casetas, quizá un botellón en el parque me llamaría la atención si no me sentase tan mal el alcohol. ¿Para qué beber?
Tampoco quiero un bocata de grasaza o sí, pero porque son las dos de la tarde y tengo hambre. Eso sí, si me paso ésta noche con mi niña me compro unas patatas recongeladas y recalentadas, de esas con salsas a cada cual más nociva. No son las famosas patatas Ganzo pero me valen igualmente.
Hoy me debería echar una siestecita, aunque sea hasta las cinco, para no ir empanado al partido, pero ya se verá. Cuando acabe de comer a ver como tengo el cuerpo. Comer, comer, me está entrando hambre. Y eso que me he comido mi habitual bocadillo de jamón serrano de los viernes.

El otro día estuve jugando a los SIMS 2, que me lo ha dejado mi colega Emule (lento pero eficaz). No tiene gran cosa, al menos por el momento. Vivo en una chabola y voy a tener que currar como un campeón. Pero por lo menos tiene alicientes que no tenía la primera parte. Seguiré jugándolo. Ya casi no juego al ordenador, me estoy haciendo mayor... o todos los juegos son iguales.

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