jueves, octubre 21, 2004

El chico de los triángulos

Esta mañana subía desde Gregorio Marañón hacia el curro y me he encontrado una imagen tan divertida como triste. Había un coche parado en el lado izquierdo de la calle, con dos ruedas subidas en la acera y las luces de emergencia puestas. Un poco más alante, un chico de unos 14 o 15 años dejaba con sumo cuidado un triángulo reflectante en el suelo. Sigo subiendo y me encuentro detrás de coche, a unos 7 metros, el otro triángulo estratégicamente colocado.
La madre ponía cara de circunstancias. "La falta ponerse el chaleco" - pensé yo.
Ahora que tan de moda se ha puesto lo del carnet por puntos, ese que si te lo quitan te tienes que volver a examinar, propondría a la Dirección General de Tráfico volver a examinar del teórico cada 10 años, aprovechando que también volvemos a hacer el examen psicotécnico. Más que nada para que la madre con cara de circunstancias se enterase de como se usan los triángulos, entre otras cosas.
Y ya puestos a proponer, que le cambien el nombre de DGT a Dirección General de Atascos y Colas, porque con las que tienen en las carreteras y las que tienen en sus oficinas justificarían ampliamente las siglas DGAC.
Siempre me estoy metiendo con la gente. Parezco un cascarrabias y peco de la susceptibilidad que denuncio, así que voy a reconocer tambien mis errores. Tambien yo debería dar un cursillo de reciclaje para aprender las nuevas normas de circulación. Como la que dice que para frenar en ciudad se encenderán dos luces rojas en la parte posterior pero para frenar en carretera se deben encender además de éstas los 4 indicadores de emergencia. Cuando llevo 2 minutos viendo que llego a un sitio donde hay atasco debo agradecer que el avispado conductor de delante me encienda las lucecitas. Ya ves, menuda emergencia, otro atasco.
Como gusta ver el triangulito rojo parpadeando en el salpicadero...


Tengo que arreglar el coche, el intermitente izquierdo, que parece que vengo empastillado de la ruta del bakalao; los faros, que deslumbran hasta a los aviones y la suspensión, que a veces el coche parece un barco. Y ya que me pongo a ver si cambio el aceite, que mi coche parece la freidora de los Hnos. Ganzo

Menudo estrés tenemos todos con las facturas para la subvención. Hay que entregarla mañana y nosotros tan tranquilos, viendo como se nos quema la casa. Mañana por la mañana intentaré hacer mi parte, ya que no ha podido ser antes. Ya se sabe como funcionan las cosas aquí: tarde, mal y nunca.


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