lunes, octubre 11, 2004

El recuerdo de Ana

Hace ya más de dos años que Ana cayó, fulminada, en la plaza de Navarredonda.

Éste fin de semana comenzamos el curso de Primeros Auxilios de la Cruz Roja, organizado por La Galia y subvencionado por la Comunidad de Madrid. Tanto Juan Pablo (profesor de teoría) como Roberto (monitor de prácticas) son dos personas estupendas, que han logrado lo que parecía imposible: mantener a 15 personas despiertas durante 10 horas sábado y domingo, enseñarnos y conseguir que asimilemos lo que nos están contando. Pero no pudo evitar que todos los que lo vivimos recordásemos la muerte de Ana con los mismos escalofríos que nos recorrieron la espalda aquella noche. Como actuar ante una parada cardiorespiratoria, como tener la sangre fría de seguir un protocolo cuando quien está en el suelo es alguien que conoces. Eso no puede enseñarse. Ninguno sabemos cómo vamos a reaccionar en esos casos.
El curso fue realmente interesante. Intenté empaparme de cada frase, de cada consejo o vivencia de los profesores como antaño escuché las historias que me contaba Laura sobre Cruz Roja y SAMUR. Pero ésta vez lo sentía más cerca. Quizá yo pueda hacer algo en algún caso.
No deja de ser un seguro tener en tu entorno a 13 personas entrenadas para dar los Primeros Auxilios. O quizá los últimos, como los que recibió Ana en aquellas fiestas fúnebres en las que la muerte nos miró a los ojos y nos enseñó como se para una vida.

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